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jueves, 16 de mayo de 2013

SEXUALIDAD Y CULTURA

La danza constituye un puente entre lo sagrado y lo humano. La danza tradicional wayuu, la yonna, se celebra siempre al ritmo de la casha o tambor. Esto ocurre en diversas ocasiones: Cuando una niña se convierte en mujer, cuando la piache lo prescribe, cuando llegan las lluvias, cuando se inicia una piache, o para celebrar un acontecimiento especial.

A las niñas se les enseña, desde muy pequeñas, a cocinar, cuidar bebes, recoger leña, prender fuego, coser y tejer. Además, se les exige que colaboren a diario en todas esas actividades. En verdad, las ocupaciones en la ranchería son infinitas, y las mujeres trabajan mucho más que los hombres. Ellas son las primeras en levantarse y las ultimas en acostarse.



Cuando llega la primera menstruación, la niña es sometida a un rito de transición. Se le corta el pelo y se le instala en un chinchorro alto, cerca del techo de la vivienda y se le ordena no moverse, comer o beber durante 3 o 5 días. Luego inicia un periodo de reclusión de 3 o más meses en los que aprende las tareas tradicionales femeninas, como hilar y tejer.

En el matrimonio wayuu se acostumbran un arreglo económico que realizan el tío materno de la novia con el tío materno del novio. Este arreglo es entendido como el sello de una relación entre clanes familiares y una compensación por la educación y preparación de la novia. El monto de la compensación depende de la importancia y la riqueza de ambas familias.

Desde muy pequeño el niño de la cultura wayuu se familiariza con las faenas del pastoreo de rebaños. A los 7 años es capaz de manejar un rebaño pequeño de cabras y puede ayudar al padre en las faenas cotidianas. A los 10 conoce bien la región y controla confiablemente un rebaño de reces o caballos. A los 15 años maneja las armas con propiedad.

Durante las fiestas de octubre en Nazareth, se celebra un reinado de majayuras, jóvenes vírgenes que representan a su comunidad. El concurso, a diferencia de los reinados tradicionales de Colombia, considera de gran importancia el conocimiento que la joven tenga de su cultura y tradición. Su belleza es considerada una cualidad mas, nunca la más importante.

Todos los cementerios tradicionales wayuu cuentan con enramadas para acomodar a los parientes durante el velorio. Los centros urbanos tienen un cementerio común, que no tiene enramadas. Para aquellos habitantes de Uribía, que no tienen su propio cementerio ni espacio para celebrar un velorio, se ofrece el mejor estilo de los blancos: una funeraria.

El consumo de chirrinche, un destilado de caña que se prepara en alambique en las rancherías, ha sido siempre alto entre los hombres durante los velorios y las fiestas. La introducción de licores fuertes, como el aguardiente y el whisky, sumada a la pérdida de valores tradicionales, han incrementado el consumo. Las mujeres beben poco, son un ejemplo de fortaleza.

Las costumbres políticas en la Guajira no han cambiado en los últimos tiempos. Los candidatos de la clase política tradicional están apoyados en caciques electorales que consiguen votos con promesas o dineros. El voto de opinión es casi inexistente. No obstante, algunos dirigentes wayuu pueden llegar a ser una alternativa en un futuro cercano. La ley wayuu se basa en el balance de poder entre los diferentes clanes familiares. En el caso de una ofensa, se ofende a un clan, no solamente a un individuo. Existe un mediador, al que se le llama palabrero, usualmente un hombre o mujer de experiencia y sabiduría, cuya función es la de establecer un puente entre ambos bandos y así evitar una guerra. Cuando se establece un pago por una ofensa cometida, cosa que se hace a través del palabrero, el clan que ha cometido la ofensa realiza una colecta entre sus miembros de familia y acumula ganado, collares, chivos y dinero, hasta reunir lo acordado con la familia ofendida. El individuo que cometió la falta será seguramente reconvenido por su comportamiento.

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